Hace un par de semanas explicábamos en un post las alternativas existentes para la música en la nube. No sin sorpresas, hubo mucha gente que ni se dio por enterada de la opción ("¿con qué se come eso?") y desde luego, la velocidad de nuestro internet no ayuda mucho al streaming. Así que hoy decidimos revisar brevemente la evolución e historia de los dispositivos de almacenamiento musical, desde el rodillo de Edison hasta la nube o el no-dispositivo.
Pero primero debes hacer un ejercicio mental: imagina un mundo donde la música NO se puede registrar, donde ésta depende de que sus ejecutores estén presentes en tu mismo espacio físico. Imagínate tener que estar en el mismo lugar que The Verve para escuchar Bitter Sweet Symphony, o resignarte a nunca más escucharla porque, bueno, la banda se ha disuelto y Wigan queda un poco lejos. Imagina no poder llevar tu playlist favorita a donde vayas, no poder cortarte las venas decentemente con NIN ni levantarte el ánimo con Vicentico.
Ahora entiendes mejor por qué hay tanto que agradecerles a los nombres que vas a leer.
Siglo XIX: silencio, vamos a grabar
En 1857 el Sr. Leon Scott patentó el fonoautógrafo (escucha aquí la primera grabación de la voz humana) . Este artefacto es considerado el primero en registrar sonidos en un medio visible y es el antecedente inmediato del fonógrafo de Thomas Alva Edison (1877), primer dispositivo que podía registrar y reproducir sonido, que muy pronto sería reemplazado por el gramófono, que se constituye en el primer soporte de éxito comercial. Así es, ya entrado el luminoso Siglo XX, se da inicio a la idea misma de comercializar la música registrada.
Siglo XX: Cambalache
Comienza entonces una de las industrias de más glamour y éxito en la historia. El gramófono fue reemplazado pronto por el venerado y nunca jubilado disco de vinilo, que nos acompaña desde mediados de siglo. Presentaba la nueva tecnología del microsurco y velocidad de 33 RPM (revoluciones por minuto), con la que se logró mayor duración y calidad de sonido. Pero casi de forma simultánea, Philips, Sony y varias otras casas de tecnología trabajaban con un invento revolucionario: la cinta magnética.
Esta tiene sus antecedentes en 1911 con la invención del Audión por Lee De Forest y el registro de la patente en 1928 del grabador de alambre por parte del alemán Fritz Pfleumer. Para hacértela breve, los papás de tus papás escucharon y grabaron en cintas magnéticas y en lo que llamaron cintas de 8 pistas, las primeras que se podían escuchar en el auto, muy populares en los años 60, una buena década para la música como muy pocas.
Los ’70 vieron la llegada definitiva de la portabilidad musical, con el apogeo del cassette (presentado por Philips en 1963) y la aparición del Walkman (Sony, 1979) que iba a cambiar nuestras vidas para siempre: podíamos grabar nuestra música como quisiéramos y llevárnosla a donde nos cantara.
Fin de siglo, inicio de la debacle
¿Alguien lo recuerda? ¿O alguien lo ha podido olvidar? |
En 1979, Philips y Sony presentaron la tecnología Compact Disc. Tuvieron tan mala suerte en la presentación que la comercialización de estos dispositivos se retrasó un par de años: invitaron a la sala a los ejecutivos de la industria musical y pusieron la novena de Beethoven a todo volumen. Los paganos no sintieron diferencia alguna en la calidad. Un año después los volvieron a llamar para decirles que si invertían 2, el retorno iba a ser de 5. Los tipos soltaron los chelines en el acto y así fue que la década de los ochenta vio la lenta ascención de los “cidís” en las disqueras.
Este soporte fue poco a poco robándole terreno al vinilo y al cassette. 20 años de dulce crecimiento comenzaron a ver su ocaso a finales del milenio, cuando los laboratorios Fraunhofer-Gesellshaft, en 1997, patentaron la tecnología de compresión de audio Motion Pictures Expert Group - 3, lo que conocemos hoy vulgarmente como MP3. Por el otro lado, la facilidad en la duplicación de CDs y la piratería comenzaron a hacer estragos con la industria.
Nuevo milenio, nuevo orden
El MP3 casi logra lo que no habían logrado los abogados de las disqueras en años: acabar con el negocio de la música. Pero ahí apareció el millonario y genio de la tecnología Steve Jobs, quien al presentar el iPod y posteriormente la iTunes Store, revolucionó la industria y le dio la forma que hoy le conocemos.
Así que ya lo sabes, si estás escuchando algo de Deezer o Spotify o tus propios MP3, recuerda que esta fue la ruta por la que tu música debió pasar.
Soundtrack de esta nota:
The Buggles - Video Killed the Radio Star